Deber:
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sobre el Monseñor Leónidas Proaño.
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Y describa cómo fue su personalidad
Hitos Relevantes en la vida de Monseñor Leonidas Proaño
Breve reseña sobre la vida de Monseñor Leonidas Proaño
A la edad de 78 años falleció Monseñor LEONIDAS EDUARDO PROAÑO VILLALBA (1910-1988), Pastor y Profeta de la Nueva evangelización en Latinoamérica, verdadero cristiano que vivió para servir y sirvió para vivir con los más pobres, discriminados y olvidados por la sociedad: los indígenas. Ellos lo llamaban cariñosamente "TAITA OBISPO", Papá Obispo, por que supo con sencillez acercarse, caminar y aprender de ellos al compartir la Palabra y el Pan.
Nació el 29 de enero de 1910 en San Antonio de Ibarra, provincia de Imbabura. Allí, en el corazón de la provincia con un alto porcentaje de población indígena del Ecuador, en el contacto con la realidad de sus gentes, fue descubriendo el llamado del Señor para dedicar su vida al servicio de los más pobres, denunciando su opresión y anunciándoles la Buena Nueva del Evangelio.
Ingresó al Seminario Mayor de Quito buscando responder libremente al optar por el Ministerio de los Presbíteros, para llegar a ser voz de los sin voz.
En Ibarra fundó el semanario La Verdad con el lema "La Verdad os hará libres". En 1941 fundó la CARDIJN, organización social, librería e imprenta al servicio de los jóvenes obreros, tal como nos cuenta su amigo el sacerdote Carlos Suárez Veintimilla:
"La JOC nos permitió, a Leonidas y a mí , vivir una experiencia fecunda e inolvidable. Juntos buscamos a los muchachos. Pasamos muchas noches conversando con ellos, comentando el Evangelio, haciendo con ellos, visitas-que eran verdaderas visitas de amigos-al Señor Sacramentado. Presentando dramas en los pueblos. Realizando semanas de estudio y congresos. Caminando con ellos, y ascendiendo a las montañas. Durmiendo bajo la misma tela de carpa o bajo la luz tranquila de las estrellas. Viviendo con ellos sus problemas, sus angustias y sus esperanzas".
El 18 de marzo de 1954, es consagrado Obispo para la Diócesis de Bolívar, que comprendía las provincias de Chimborazo y Bolívar. El 29 de marzo hace su entrada en la capital del Chimborazo y en "Cuatro Esquinas", un sencillo campesino rompe el protocolo y antes que baje del carro le extiende su mano y lo saluda diciendo: "Por fin, has venido, Taita Amito".
Allí en Riobamba, Monseñor Proaño escucha, comparte y dialoga con gran alegría con ese pueblo esperanzado pero azotado por el egoísmo social, la mentira institucionalizada, la injusticia, la miseria y la desolación. Con este panorama empieza su práctica pastoral.
Se hace el firme propósito de ir construyendo en Riobamba la Iglesia como Comunidad servidora del pueblo que la conforma para que se constituya como Pueblo de Dios y alcance su liberación integral. Por ello se dedica a conocer la Diócesis mediante visitas pastorales y va descubriendo la realidad y los problemas de las gentes, que le exigen criterios nuevos, que se van aplicando en planes concretos de acción evangelizadora, en cuya elaboración participan campesinos, sacerdotes y laicos en general.
En marzo de 1962, Proaño funda las "Escuelas Radiofónicas Populares del Ecuador", a ejemplo de las emisoras de Sutatenza (Colombia) de Monseñor Salcedo.
En 1964 dirige el Departamento de Pastoral del CELAM, promueve intensamente la "Pastoral de Conjunto", en su calidad de Presidente del nuevo Instituto de Pastoral Latinoamericana (IPLA), que por vez primera funciona en Quito.
Proaño, soñador e impulsor de la Iglesia, una Iglesia libre y liberadora, convencido profundamente de que "la voz del pueblo es la voz de Dios, y que el servicio y la disponibilidad al lado de los pobres, de los humildes y los oprimidos, para acompañarlos efectivamente en sus luchas, es un imperativo evangélico para los Obispos y los cristianos todos en su tarea de seguir y predicar a Jesucristo", amó a fuerza de presión y no le importó que lo llamaran "El Obispo rojo del Ecuador".
Ante todo era un testigo y obrero de la Paz, transformador de este mundo en un mundo de fraternidad, un Evangelizador para quien la Evangelización "es un despertar a la esperanza, es un ponernos en pie, es una disposición a emprender la marcha, es una adquisición de conciencia de que solos no podemos nada y que tenemos que unirnos, organizarnos, hacernos pueblo solidario, para descubrir y destruir en nosotros, en la Iglesia y en la sociedad todo aquello que corroe y desvirtúa en este mundo el Reino de Dios y la misión fundamental de Evangelizar"
Monseñor Leonidas trabajó en el CELAM, fue alma de la Conferencia de Medellín, con testimonio y experiencia fue construyendo desde allí toda una Metodología Misionera, que partiendo del proyecto histórico de los indígenas fuera sacando la semilla del Evangelio sin rehuir su incidencia en lo político, pues, pensaba que:
"O bien caminamos en el sentido del Evangelio, sin rehuir su incidencia en lo político, abiertamente, o bien, con el pretexto, con la fórmula de que la Iglesia no se mete en lo político contribuimos políticamente a que este sistema de dominación, de pecado, permanezca y se consolide. Y en ese caso somos traidores del Evangelio ya que el Evangelio es subversivo frente a una sociedad estructurada sobre la injusticia y la muerte".
Mons. Proaño no sólo hizo la opción por la justicia y por los pobres sino que en verdad luchó por la justicia y fue pobre entre los pobres, no sólo habló de formación de comunidades y evangelización liberadora sino que en su praxis pastoral organizó numerosas Comunidades de Base y mediante una Pastoral de Conjunto formó múltiples Ministros laicos, catequistas, misioneros, futuros sacerdotes, dirigentes de organizaciones populares, educadores, administradores, secretarios....
Los pueblos de América Latina han recibido la Palabra y el testimonio del Hombre, Amigo, Pastor, Profeta y servidor del Pueblo Pobre, en esta Iglesia Viva que reconoce en sus angustias y esperanzas el brazo del Señor que continúa actuando para liberar permanentemente a su Pueblo. Por ello seguros estamos que su semilla continuará dando grandes y abundantes frutos en la búsqueda de la conversión y la liberación integral, compromiso que nos involucra a todos en la Iglesia especialmente, pues, como Monseñor Proaño afirmaba:
"Todos somos Iglesia y como hay una Iglesia-Poder desde el punto de vista económico y hay una Iglesia-Poder desde el punto de vista de las alianzas explícitas o tácitas con el poder político, con el poder de los gobiernos... Cuestionamos e interpelamos esta Iglesia y esta sociedad con un inmenso amor y búsqueda de conversión desde el cuestionamiento o interpelación que nace de la vivencia del Evangelio por parte de los pobres de América Latina y de otras partes del mundo. Pensamos que esta Iglesia somos nosotros. Es conmovedor escuchar a los campesinos: "Somos Iglesia".
Creo que es necesario, frente a todo lo que está sucediendo, todo lo que da oportunidad de decir y vivir a los teólogos de la liberación, a los pastores y a los cristianos que estamos metidos ahí con el pueblo que sufre, todo lo que podamos decir, todos nosotros, puede ayudar en un momento dado como testimonio a dar un cambio, un viraje en la vida de la Iglesia y la sociedad".
Una vez que fue aceptada su renuncia como Obispo de Riobamba, el 29 de enero de 1985, cumplidos sus 75 años de edad, fue nombrado Presidente del Departamento de Pastoral Indígena de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana y aquí pudo ampliar su trabajo, contagiar a los indígenas del Ecuador de todos los sueños que nacieron en su Iglesia de Riobamba.
El 12 de Agosto de 1988, entregó los Estatutos de la Fundación Pueblo Indio del Ecuador a cinco miembro s del organismo rector de la vida de esta institución: el pleno. Cinco personas de las más variadas experiencias humanas fueron escogidas para llevar adelante el trabajo de la Fundación, con el espíritu de su fundador, tratando de prolongar su obra en medio del Pueblo Indio.
Pocos días antes de morir suscribió su testamento en el que luego de un hermoso credo explicita su opción por la pobreza y por los pobres y como muestra de su amor a los pobres y sobre todo a los indígenas hace constar su voluntad de constituir la Fundación Pueblo Indio del Ecuador y el Centro de Formación de Misioneras Indígenas del Ecuador, con el encargo de llevar adelante el Plan Nacional de Pastoral Indígena que lo fue elaborando a lo largo de dos años con los aportes de los indígenas de varios pueblos y nacionalidades, diversas organizaciones, y de ministerios eclesiales...
El amanecer del 31 de Agosto de 1988, le arrancó el último suspiro, sin quejas, sin estertores se durmió en los brazos del Señor a quien amó apasionadamente.
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